La educación artística y sus frutos: Parte I
En los países primermundistas, a los niños desde muy pequeños, les enseñan la importancia del arte, la cultura y el deporte. Ayudándolos a construir claramente su identidad, se convierten en jóvenes que aprenden a aportar positivamente a la sociedad. La ausencia del arte en las aulas de los colegios o escuelas es un daño indirecto y a largo plazo para la sociedad.

Mi nombre es Andrea Cáceres, yo empecé a bailar, según los recuerdos de mi mamá, cuando no sabía ni caminar. La danza, ya sea individual o colectiva, es el arte que expresa y comunica ideas, sentimientos o pensamientos implicando preparación física y conocimientos de técnica. Bailar refuerza la calidad en el aprendizaje, aumenta el entusiasmo, el interés, la percepción del entorno y la flexibilidad de pensamiento. Además, genera autoconfianza haciendo a las personas más sociables estimulando sus habilidades cognitivas las cuales ayudan a la comunicación asertiva.
Hoy quiero contarles que se han hecho muchos estudios donde se demuestra científicamente que la danza es un antidepresivo natural y les tengo un mensaje a todos los jóvenes, futuros padres de familia: aunque sea difícil de creer, los niños también se estresan y necesitan actividades en donde puedan liberar sentimientos negativos y expresar los sentimientos positivos convirtiéndolos en buenas energías. El ser humano está dotado de habilidades innatas y otras de ellas son aprendidas desde la niñez o en el transcurso de su crecimiento.
En mi hogar, mis padres querían buenas calificaciones y veían las actividades extracurriculares como distracción. Sin embargo, cuando algo te apasiona, se convierte en una necesidad y yo soy testigo que la pasión junto con la disciplina hace que se consiga lo que era difícil poder alcanzar. Logré ingresar al equipo de Cheerleaders del colegio donde estudiaba, y cuando estaba en la universidad bailé para un equipo de dancers que patrocinaba la Municipalidad de Guatemala.
Pero mi verdadera historia en la danza comienza en un hospital, ¿extraño verdad?. Así es, cuando estaba en mi adolescencia estuve hospitalizada varios meses por una crisis nerviosa a causa del famoso y muy mencionado en último siglo: “estrés”.
Pasé algunos meses en el hospital, recibiendo terapia y medicamentos. Entre las terapias, recibía bioterapia, que son ejercicios únicamente con música y movimientos corporales para expresar sentimientos y emociones. Gracias a esto logré recordar lo que experimentaba mi cuerpo, mente y alma; la sensación de libertad, desahogo y felicidad. Con el pasar de los días, comprendí que debía continuar bailando, pero lo más importante, transmitir mi mensaje a niños, jóvenes y padres de familia.
Sabías que: “Entre leer, jugar juegos de mesa, tocar instrumentos musicales, nadar, caminar, el golf o el tenis, solamente la danza manifestó un vínculo positivo contra el riesgo de adquirir demencia.”
Con la experiencia he visto varios beneficios del baile, entre los cuales están:
- Combate la timidez, la soledad y el estrés y, por ende, la tendencia a la depresión, así como síndromes y trastornos.
- Es utilizada por psicólogos y psiquiatras en el tratamiento de la depresión, conocida como Terapia de Movimiento de Danza, DMT por sus siglas en inglés.
- Estimula la circulación sanguínea; y mejora el funcionamiento de las articulaciones.
- Mejora la actividad de los músculos, el corazón y el cerebro; memorizando pasos, movimientos y canciones, mejora la capacidad aeróbica, resistencia, fuerza y flexibilidad de la masa muscular, agilidad y equilibrio.
- Problemas o riesgo de hipertensión como complemento de otros hábitos saludables, como dejar de fumar, evitar la obesidad, reducir la ingesta de sal y grasas, aumentar la ingesta de fibra y moderar el consumo de alcohol.
- Desarrolla la memoria de largo plazo y el reconocimiento espacial.
Continuará…
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